lunes, 31 de mayo de 2010

Depende de ti

Cuando nos miramos al espejo lo último que deseamos ver es a un ser humano ordinario. Nos gustaría ver a alguien especial. Tanto si somos o no conscientes de esto, simplemente no estamos satisfechos con ver a un ser humano ordinario con sus neurosis, sus obstáculos y sus problemas.

Deseamos ver a una persona feliz, pero en lugar de eso vemos a alguien que está luchando. Deseamos pensar que somos compasivos, pero en lugar de esto vemos a alguien que es egoísta. Anhelamos ser elegantes, pero nuestra arrogancia nos vuelve toscos. Y en lugar de ver a una persona fuerte e inmortal, vemos a alguien que es vulnerable a las cuatro corrientes del nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte. El conflicto entre lo que vemos y lo que deseamos ver nos causa un tremendo dolor.


Estamos aprisionados en este dolor por una sensación de que somos especiales, de importancia personal. La importancia personal es el aferramiento subyacente que tenemos al «yo, yo, yo, mío, mío, mío», el cual empaña toda nuestra experiencia. Si observamos con atención, veremos que hay un fuerte componente de importancia personal en todo lo que pensamos, decimos y hacemos. «¿Qué puedo hacer para sentirme bien? ¿Qué van a pensar los demás? ¿Qué voy a ganar yo con esto? ¿Qué voy a perder?» Todas estas preguntas están enraizadas en nuestra experiencia personal. Incluso nuestra sensación de no estar a la altura de lo que creemos que deberíamos ser es una forma de importancia personal.

Nos gustaría transmitir una imagen de fuerza y de control, pero en realidad somos tan frágiles como una cáscara de huevo que con nada se rompe. Esto nos hace sentir sumamente vulnerables, y no precisamente de una forma positiva. Este yo vulnerable requiere protección, armaduras, ejércitos y la construcción de murallas. Y a causa de todo ello, nos quedamos dolorosamente atrapados. Cada vez tenemos más miedo de relajarnos con las cosas tal cual son y cada vez estamos menos seguros de que todo vaya a salir como nosotros querríamos.

Se requiere valentía para ir más allá de la importancia personal y ver quiénes somos en realidad, pero éste es nuestro camino. El objetivo de todas las enseñanzas budistas -ya sean formales o informales- es reducir la importancia personal y crear espacio para la verdad. Este proceso empieza con la autorreflexión.

Depende de ti
Dzigar Kongtrül


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